sábado, 20 de febrero de 2010

Hoy hubiese salido de noche

Alrededor de las 4 de la tarde, la voz de Raphael cantando en mi cabeza "Hoy para mi es un día especial, hoy saldré por la noche..." anulaba cualquier otro intento de pensamiento. Siendo las 00hs ya del sábado se podría decir que el contínuo entre pensamiento y acción fue brutalmente masacrado por las fuerzas de la naturaleza que me llevan, una vez más, a mi ya clásica rutina de mirar el techo de mi habitación mientras transmuto poco a poco hasta convertirme en una gran gota de sudor.
Hoy hubiese tenido una fiesta de cumpleaños, a la que seguramente fui invitado por error. Hoy hubiese salido de mi casa por primera vez en varios días. Hoy hubiese bebido. Hoy hubieseme reencontrado con gente que no veo hace tiempo, y a la que pasará mucho tiempo hasta que vuelva a ver, si es que vuelvo a hacerlo. Me hubiese animado a bailar. Hubiese hablado con chicos. Hubiese hablado con chicas. Hubiese si no hubiese caido tanta agua.
El plan B no es bueno. Porque estoy solo. Porque estoy solo y no tengo sueño. Y pienso. Y pensar no es bueno. En especial cuando empiezan las preguntas que van desde las más básicas: "Como es que pude apilar tantas bolsas de basura y botellas de coca light en el medio de mi living" hasta las de naturaleza más compleja: "Cuando me empezó a dar lo mismo el viernes a las 00hs y el martes a las 14?". Después el drama de ver que desde que empecé a lavarme la cabeza con jabón una vez que se me terminaron las muestras gratis de champú que empecé a usar cuando la botella de Plusbelle estuvo vacía, mi pelo, que se cae a mechones, está reseco y sin vida.
Quiero cambiar. Quiero pertenecer a la gran masa de gente única. Una mierda que a esta hora no haya ópticas abiertas para ir a comprarme unos lentes de marco ancho. Abro un blog.

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