martes, 6 de abril de 2010

RINDASE, NO LO QUEREMOS

Anoche soñé con el siguiente mail.

“Estimado señor Tuttolomondo: Nos dirigimos a usted con el fin de solicitarle por lo más sagrado que deje de intentarlo. No es que nos moleste recibir las innumerables copias diarias de sus antecedentes laborales. Ni nos molestamos en leerlos. Contamos con personal estrictamente abocado a eliminarlos, cualquiera sea el formato en que nos llegue.

¿Acaso no se dio cuenta que no nos interesa? ¿O de veras cree que no lo llamamos porque debido a algún bache en la tecnología no estamos recibiendo su información personal? Nada de eso. Simplemente no lo queremos entre nuestras filas.

Usted está viejo señor Tuttolomondo. Usted está viejo y no tiene título universitario. Porque por más que se empeñe en escribir “universitario en curso” sabemos que jamás obtendrá su título. ¿Qué le hace pensar que si no rindió la materia que le falta en los últimos cuatro años lo hará en algún momento? Además, ¿de veras piensa que lo contrataríamos a usted pudiendo contratar a una atractiva jovencita seis o siete años menor?

Considere esta carta como un detalle de nuestra parte. Deje de intentarlo. No pierda su tiempo. Para decírselo de una forma más clara, es más probable que desarrolle alas y vuele a través del pacífico a que consiga un trabajo.

Una cosa más. Está cada vez más gordo. Y calvo. Y su higiene personal está completamente desbarrancada.

Por eso señor Tuttolomondo. Querido Ernesto. Evite la frustración. No le hace bien.”.

Me desperté de un salto y abrí mi casilla de correo. Y lo busqué a morir. No estaba. Porque era un sueño. Las grandes corporaciones jamás tienen esos detalles tan reconfortantes.

1 comentario: