lunes, 12 de abril de 2010

SACRIFICIO Y ROCK AND ROLL

No soy de los que piensan en los cartoneros cuando se habla de vidas sacrificadas. Para ser más exacto, cada vez que alguien menciona la palabra sacrificio lo primero que me viene a la cabeza es la imagen de una virgen siendo sacrificada en el centro de una estrella de cinco puntas pintada en el suelo con sangre de becerro. Becerro también virgen, por supuesto.

Soñé que tenía las muelas torcidas. Las del fondo. Las que se tornan indispensables para toda persona que se precie de carnívora. Y estaban torcidas. Giradas a 90 grados respecto a sus compañeras. Y la derecha estaba completamente picada.

Cerré la mandíbula y noté que ejerciendo un poco de presión, estas giraban. Todo era cuestión de un golpe seco. Un instante de fuerza concentrada de la mandíbula y mis muelas volverían a su lugar.

Sabía que era muy difícil que la muela derecha resistiera semejante tratamiento. Porque estaba completamente picada. Hueca. Y una de las paredes estaba comida hasta la encía.

Cerré los ojos e hice fuerza. Mucha. Hubo ruidos. Los mismos que cuando se acomoda un brazo dislocado. Y mi muela izquierda volvió a su lugar. Y la derecha quedo totalmente destrozada. Y esa sería a partir de ahora mi nueva imagen de sacrificio.


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