miércoles, 14 de abril de 2010

SOBREVOLANDO EL F14

La risa de los presentes parecía ser el catalizador perfecto para que sus palabras fluyan con más énfasis. No escatimó en gestos. Variaba el tono de voz según la historia lo requería. Yo miraba atónito y claro, también reía. Porque no quería quedar en evidencia. Y porque desde el punto de vista objetivo era una historia graciosa.

Mientras yo preparaba y bebía un trago tras otro, R. contaba:

“La cola para sacar las entradas era enorme. Parecía haber miles de personas y a mi no me gusta esperar. Además de seguro nos quedaríamos sin entradas. Por eso opté por la expendedora automática. Máquina amaestrada para darte siempre asientos en la primera fila.

Minutos antes de que comience la película me acerqué a la cajera y haciendo uso de mi sensualidad irresistible le pregunté por asientos libres en la sala. Y ella tomó una birome y anotó en cada una de mis dos entradas una combinación de letras y números: H12 y F14. Asientos separados, que dado mi acompañante, no me importaba.

Entramos y lo vi. Sentado en una butaca que daba al pasillo estaba el hombre que ya había sido previamente degustado por mi. Hombre que me interesaba seguir teniendo en la guantera. Por eso debía moverme rápido y eficientemente.

Me adelanté a mi acompañante subiendo tres escalones de una zancada. Y pasé junto al hombre velozmente. Saludándolo con un simpático agitar de mi mano derecha. Y me senté en el estratégicamente ubicado H12.

Con lógico desconcierto mi acompañante me preguntó por su destino en la sala. Mi respuesta fue una combinación de letra y número: F14. Y él bajó dos escalones. Y se acercó a quien ilegalmente ocupaba el asiento que él debía ocupar ilegalmente. Y fue gracioso ver a mi hombre desalojar a mi hombre. Y las luces se atenuaron. Y me puse los lentes 3D.”.


1 comentario:

  1. Si supieras que estoy exactamente en la misma situación, diferente forma pero el mismo fondo.

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